Juan Riboloff
La fragmentación del espacio, el real, el de la tela en blanco, a la vez desdoblada, es quizá un punto de partida para "ver" la obra del autor. Una obra nueva, reciente, resultado de la búsqueda de un canal de expresión nuevo con base en la arquitectura, ante la búsqueda de una clave que nos permita "ver" el espacio.
Espacio que sobre la tela plasma un diálogo, un punto de encuentro entre el agua y la tierra, entre la tierra y el cielo, donde todo sucede justo en el límite, el horizonte omnipresente en estas obras de grises, celestes, verdes, clavos y chapas con óxido y… residuos que definen la presencia del "mundo viviente" siempre en movimiento, doliente, real.
A la vez todo es uno, un mismo espacio, algunas veces tangencial, otras quebrado, como una forma de mostrar ese desdoblamiento presente, actual, cotidiano.

Una obra limitada a lo profundamente personal y, a la vez, un reflejo de la realidad a través de la óptica del autor, donde a un ritmo propio plasma un momento exacto.
Estar atento, abiertos los canales de un propio, obligatorio, registro del límite entre lo que sucede y lo que transcurre dentro nuestro.
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