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Os Caprichos

Com certeza os 24 Caprichos para Violino Solo, op. 1, é a mais ousada obra composta por Paganini. Composta inicialmente apenas para treinar a técnica do instrumentista, a obra tornou-se um dos mais importantes trabalhos do compositor.
A obra mereceu grande atenção até mesmo de compositores de outros instrumentos, como Franz Liszt, em seus Estudos de Paganini. O vigésimo-quarto capricho foi ainda escolhido para estudos de grandes músicos como Brahms, Lutoslawski, Rachmaninoff e outros.
Os Capricci foram incluídos no quadro de ensino de diversas escolas de música do mundo inteiro pela sua perfeição técnica e dificuldade de execução. Professores costumam ensiná-los para aqueles que já possuem um conhecimento elevado da música e precisam apenas de aperfeiçoamento técnico, como agilidade na mão esquerda (para destros) em instrumentos de cordas.
Muitos instrumentistas atuais, em estilos como Rock e Heavy Metal, estudam esta obra para alcançar técnica invejável. Ao ouvir as gravações desta composição, quando tocada por bons músicos, é difícil acreditar que existe ali apenas um instrumento tocando, devido a pluralidade de cordas simultâneas, característica facilmente associada a Paganini. É ouvir para se surpreender.

El efecto que causaba entre el público era tan asombroso que llegaba a impresionar no sólo a melómanos sino también a músicos ya consolidados de la época tales como Chopin, Schumann, Schubert o Liszt.
Al parecer no era únicamente su dominio técnico o interpretativo lo que sorprendía sino toda una serie de gestos y maneras que transformaban al violinista durante su actuación.
Prueba de este magnetismo tan evidente era toda una puesta en escena que él mismo creaba para dar color a sus peculiares recitales. Así, en este contexto, encontramos la interesante cita de Heinrich Heinne (en "Noches Florentinas") que sirven de manifiesto para acercarnos a este mito del violín: "los sonidos del violín se hicieron cada vez más tempestuosos y osados, en los ojos del espantoso intérprete brillaba un ansia de destrucción tan burlona, y sus delgados labios se movían de modo tan lúgubremente agitado, que parecía como si murmurara antiquísimas y malvadas palabras mágicas para conjurar la tempestad y desencadenar los espíritus malignos que yacen atrapados en las profundidades abismales del mar".
Hay que considerar muy especialmente su visión nueva sobre el violín: A través de esta explosión de recursos técnicos y melódicos llenos de brío y energía busca una imitación de la más amplia gama de sonidos naturales. Es decir, el fin es el Arte, y con estos medios circenses de que a veces se sirve, intenta plasmar la esencia de su creación, de su verdad musical.
No debemos olvidar parcelas relacionadas con la música de cámara, a la que Paganini se siente tan íntimamente ligado (cuartetos de Haydn, Mozart, Beethoven....).
En 1849, este personaje legendario dice adiós al mundo, tras una larga enfermedad motivada por un problema de laringe que le provoca una existencia muy penosa ya al final de sus días.
Era tanto su personalidad creativa y artística, y tan descomunal su poderío sobre el instrumento, que se ha creído ver en él la imagen del mismísimo demonio. En torno a ello han circulado varias leyendas de carácter diabólico así como opiniones tan válidas como las del propio Goethe: "En Paganini se revela en grado extremo el demonismo".
Gh. : Paganini muere como cualquier ser humano, Solamente que viviò como un semidios como un mago que por varita tenia un violin, privilegio de pocos.
Veinticuatro Caprichos para violín solo (1801-1807);
compuso sus 24 Caprichos alrededor de 1805. La obra se publicó como "Opus 1" y fue distribuida con un paquete de seis sonatas para violín y guitarra. (Paganini's opp. 2 y 3).
El término capricci (capricho) ya era utilizado en el siglo XVII y fue utilizado más tarde como indicación a la libertad con la que eran construidas las obras musicales, que generalmente contenían cierto carácter de improvisación.
PAGANINI llevó al límite su capacidad compositora con esta obra. Cuando se editó este disco, todavía se consideraba que muchas de las piezas eran imposibles de ejecutar, pero entonces apareció ACCARDO con su virtuosismo y admiración a Niccolò y con su mejor esfuerzo, deleitó y lo sigue haciendo, a muchos de nosotros que también amamos la música de violín y especialmente los 24 Caprichos. Una música que alegra, emociona, sensibiliza y llena de vigor un gran momento.