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Goya, Autoretrato
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Goya, partidario del arte sin reglas

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) es un genio del arte universal y una figura única en el panorama artístico del siglo XVIII español. Este texto es un fragmento de un informe sobre el estudio del arte enviado por el pintor a la Real Academia de San Fernando el 14 de octubre de 1792. Goya había ingresado en la misma en 1780, presentando su célebre Cristo crucificado como prueba de su habilidad técnica, en un estilo muy clasicista de pincelada lisa y brillante. Fue nombrado en 1795 Director de pintura de la Real Academia.

Las Reales Academias, a imitación de las francesas, fueron introducidas en España por los nuevos monarcas Borbones para difundir la cultura ilustrada. La Real Academia de San Fernando, creada por Fernando VI en 1752, era el organismo encargado de difundir el Neoclasicismo, inspirado en el arte clásico grecolatino, considerado por los ilustrados el modelo ideal de belleza, debido a su racionalismo y simplicidad, frente a los excesos del Barroco. La Academia trataba de uniformizar y centralizar las bellas artes mediante una serie de normas y concedía premios y becas para estudiar en Roma a los artistas que así completaban su formación teórica. Su director era el pintor Antón Rafael Mengs. La pintura neoclásica daba prioridad a la línea frente al color, buscando la claridad compositiva, y trataba de buscar una belleza ideal.

Goya expresa en este escrito su disconformidad con el control artístico por parte de la Academia. Opina que sólo debería ayudar a los jóvenes estudiantes, pero dejarlos actuar con libertad. Propone incluso eliminar los premios y ayudas económicas, pues fuerzan al alumno a acatar las reglas establecidas y realizar obras que gusten a la Academia, árbitro del buen gusto oficial. Según Goya, ello "degrada y afemina un arte tan liberal y noble como la pintura". No considera necesario dedicar mucho tiempo al estudio de la geometría y perspectiva para perfeccionar el dibujo a línea, esencial para los pintores académicos, pues cree que, si un artista está dotado, llegará a dominarlo con la práctica (lo que ha sido su propio caso); además, el color tiene para él una enorme importancia, como para Velázquez, a quién considera su maestro. Se muestra partidario de un arte sin reglas, donde el artista pueda expresarse libremente, ya que las reglas son una tiranía y un grave impedimento para los jóvenes estudiantes, limitando su talento al forzar la uniformidad. Para Goya, la creación artística debe ser libre, especialmente la pintura, a la que califica de "arte difícil y próximo a lo divino". Vemos que el pintor muestra ya una mentalidad romántica. Su concepción del arte participa de la estética y los ideales del Romanticismo: expresión de la personalidad del artista; visión subjetiva de la realidad, sin idealizarla, incluso ofreciendo los aspectos menos gratos de la misma; triunfo de la fantasía y del color, de los sentimientos. En resumen, libertad del artista. Responde claramente a la personalidad de Goya, un artista inclasificable, que siempre experimentó para conseguir un estilo muy personal, sin reglas fijas, usando su desbordante imaginación para realizar obras originales, que abren caminos inexplorados en arte. Libertad e imaginación para configurar un mundo propio. De ahí la extraordinaria modernidad de Goya.

http://www.educared.net/universidad/asp_problemas/problemasvisualizar.asp? idAsignatura=9&idProblema=596

 


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