Revista de ArteS
Buenos Aires - Argentina
Edición Nº 36
Enero / Febrero 2013
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Pintura

Renoir, un artista empecinado que no dejó que el reumatismo lo detuviera

 

Pierre-Auguste Renoir nacido en Limoges en 1841,  fue hijo de un sastre y de una obrera, tuvo un  talento artístico precoz y gracias a su infatigable fecundidad artística, ha dejado más de 4.000 pinturas.
Retrató  la vida al aire libre, transitando  diferentes géneros pictóricos - retrato, figura femenina, desnudo,  paisaje-  e hizo  hincapié en la belleza de la vida. Su trayectoria artística atravesó diferentes etapas.

 

La enfermedad será la triste compañera de las tres últimas décadas de la vida de Renoir. Uno de sus primeros ataques de reuma, que le provocará una parálisis facial, se produce en diciembre de 1888.
Para evitar que la enfermedad se radicalice, huirá del frío y buscará lugares cálidos, dirigiéndose hacia el Mediterráneo.
Al reuma debemos añadir periódicos ataques de gota, acudiendo a los balnearios con cierta frecuencia para curarse.
Las dolencias reumáticas serán cada vez más fuertes, provocando la deformidad de sus manos y brazos. Con vendas evitaba que las uñas crecieran dentro de la carne y para pintar se ataba los pinceles entre los rígidos dedos

-"Ya ve usted. ¡No se necesitan manos para pintar!"-decía al marchante Vollard.

Pesaba poco más de 48 kilos en 1907 y tres años después quedó postrado en una silla de ruedas, llegando a tener que utilizar un armazón de alambre a la hora de tumbarse en la cama para que las sábanas no rozaran su débil cuerpo. Y aún así su capacidad de trabajo será excepcional, haciéndose construir un caballete en el que el lienzo se podía enrollar como si se tratara de un telar. No olvidemos que su producción alcanza las 6.000 obras, siendo superado en número por muy pocos pintores.

Aunque esta enfermedad le llegaría a afectar a los dedos, llegó a atar los pinceles a sus manos para poder seguir pintando.
Incluso en estos años de grave enfermedad se dedicó a la escultura, utilizando al escultor Ricardo Guinó, alumno de Maillol, como ayudante, indicándole desde su silla de ruedas cómo debía modelar, llegando e entenderse sólo con breves sonidos.


Las obras de esta etapa madura están caracterizadas por el vibrante chisporroteo del color, combinado con un potente modelado y un acertado dibujo. El color es aplicado con pinceladas rápidas y relajadas, recuperando el interés por la luz de sus años juveniles, destacando las tonalidades rojizas como preferidas. Algunas de sus obras gozan del clasicismo de Rubens al emplear contundentes modelos desnudas dotadas de gracia y alegría

-"Miro un desnudo; hay miriadas de pequeñas motas de color. Tengo que buscar aquéllas que hagan de esa carne, sobre mi tela, algo que viva, algo que se mueva" comentaría el propio artista-.

Y lo más sorprendente es que, a pesar de su delicado estado de salud, todas estas obras tardías están envueltas en un halo de felicidad, de romanticismo bucólico, recordando a la mítica Arcadia.Desde 1907 Renoir se instala en Cagnes-sur-Mer, a orillas del Mediterráneo, buscando el clima cálido que haría más llevadero su mal.
Compró una finca denominada "Les Colletes" donde se hizo construir un taller que se convertirá en su último refugio. Los premios y honores le llegan desde diferentes lugares, siendo nombrado en 1911 Oficial de la Legión de Honor. Al año siguiente se publica un artículo sobre su obra en la prestigiosa revista "Scribner´s Magazine" de Nueva York y ese mismo año Maier-Graefe publica la primera monografía sobre el artista.

Sus obras alcanzan precios cada vez más altos en las subastas. Pero la enfermedad le sigue castigando y él busca en la pintura su único refugio. La Primera Guerra Mundial provoca la movilización de Pierre y Jean, recibiendo al poco tiempo diversas heridas. Recuperados, vuelven al frente y Jean es de nuevo herido, consiguiendo recuperarse.


La Dame à l’éventail - 1908 - Collection de Durand-Ruel, New York


Vera Sergine Renoir (1914) Museo Botero, Bogotá


Jeune fille à la mandoline (1918), Col. Durand-Ruel, Nueva York


Sin embargo, en 1915 Renoir recibe un durísimo golpe: Aline fallece víctima de la diabetes el 27 de junio en un hospital de Niza, tras un breve periodo de tratamiento. Tenía 56 años.
Pierre continúa buscando en la pintura su vía de escape.

"Todavía hago progresos", comentaba.

El predominio de las tonalidades rojas en la pintura de cuerpos desnudos ha motivado que a esta etapa final se le denomine «etapa roja».
Acosado por la enfermedad, Renoir vuelca su interés por temas cercanos a él, como su familia, la empleada doméstica, flores, e incluso sigue pintando bañistas, como las de este ejemplo.


En esta obra de 1918, con un Renoir postrado en silla de ruedas, el año antes de su muerte, el artista muestra que ha superado hace tiempo su etapa de predominio del dibujo. En este cuadro está claro que el protagonista es el color y la pincelada, que vuelven a liberarse de las ataduras del dibujo. Se utiliza la pincelada para esparcir toques de color que delimitan formas y dan volumen a los cuerpos desnudos y textura a los elementos vegetales.

Renoir celebraesta obra una naturaleza atemporal, que rechaza cualquier referencia al mundo contemporáneo. Las bañistas pueden, de este modo, ser consideradas como el testamento pictórico de Renoir, que murió en diciembre de 1919. Fue en este espíritu que sus tres hijos, entre ellos el cineasta Jean Renoir, cedieron esta pintura al Estado francés en 1923.

Ambos modelos tumbados en el primer plano y las tres bañistas, que juegan en el fondo de la composición, han posado en el gran jardín plantado de olivos de las Collettes, la propiedad del pintor en Cagnes-sur-Mer, en el Sur de Francia. El paisaje mediterráneo hace referencia a la tradición clásica de Italia y de Grecia, cuando "la tierra era el paraíso de los dioses". "He aquí lo que quiero pintar", añadía Renoir. Esta idílica visión está marcada por la sensualidad de los modelos, la riqueza de los coloridos y la plenitud de las formas.

Las bañistas deben mucho a los desnudos del Ticiano y de Rubens, tan admirados por Renoir. Traducen un placer de pintar que no han vencido ni la enfermedad ni los dolores sufridos por el pintor al final de su vida.


Fue a París en 1919 para contemplar como una de sus obras estaba expuesta junto a Las bodas de Caná de Veronés. El 3 de diciembre de ese año fallecía el pintor en Cagnes, tras haber pedido un lápiz para dibujar, diciendo, según se cuenta: "Flores" antes de fallecer. Tres días más tarde era enterrado en Essoyes junto a su esposa.
En los últimos años de su vida fue frecuentemente visitado por los jóvenes creadores, entre ellos Matisse o Modigliani, que veían en el anciano pintor a un fuerte estímulo para continuar con sus trabajos, a pesar de que sus estilos no tuvieran mucho en común.

Fue padre del destacado cineasta francés Jean Renoir -"La gran ilusión", "La regla del juego"- , que comenzó practicando el naturalismo cinematográfico y terminó depurando su estilo hasta alcanzar el impresionismo en algunos films -"La comida sobre la hierba".

 

Fuentes:
periodicoescolardelpablosorozabal.wordpress.com
www.artehistoria.jcyl.es
www.musee-orsay.fr

 

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