Revista de Artes
Edición nº 14

Mayo / Junio 2009
Buenos Aires
- Argentina


música

Tecnología y arte del sonido

 

 

 

 

Revista de Artes entrevistó a Alex Kligman, quien relata su
experiencia con el audio de alta calidad y la historia de
Holimar, una empresa argentina famosa en el mundo.

R d A: La dedicación de tantos años a la búsqueda y producción de rigurosa fidelidad acústica, hace suponer que tu gusto por la música te acompaña desde la infancia, ¿es así?

A.K: Nací en capital y a los 3 meses comencé a viajar por varios pueblos de diferentes provincias; Montefiore, Ceres, Bernasconi, Basabilbaso, Moisés Ville, Domínguez, Villaguay, para finalmente aterrizar en Capitaly poder terminar mis estudios como “Pelacable” en el Otto Krause. Fue el único lugar donde pasé 3 años con el mismo grupo de compañeros y aprendí el significado de la palabra “Amigos”.Desde muy chico me encantó desarmar lo que estuviera a mi alcance para saber cómo funcionaba, casi nunca pude hacerlos funcionar nuevamente, pasaron muchos años antes que aprendiera el secreto. Soy un gran cabeza dura y la peor palabra que conozco es “imposible”, se que existen algunas cosillas difíciles de aceptar como volar físicamente sin la ayuda de ningún aparato externo.Debo recordar a mi hermano David, unos 8 años menor, quien por diferencia de edad no me era útil como amigo, pero sí muy importante en mis investigaciones. En ellas lo involucré más allá del sentido común, incluso fue mi contrapeso en cometas muy grandes y hasta me sirvió para experimentar hipnotismo. Pero a mí me gustaba la música, mis padres, amantes de la ópera, no tocaban ningún instrumento. En casa se escuchaban los discos de 78 rpm y a mí no me aceptaban ni en el coro del jardín de infantes.
Recibí muchos consejos resumidos en uno “no servís para ejecutar música” y en aquel tiempo la palabra imposible no tenía para mí el significado que tiene hoy. Aprendía química (sabía fabricar pólvora, darle colores), electricidad y algo de electrónica que me servía para armar radios y transmisores. También jugaba con la fotografía. Pero no sabía silbar, bailar, ni tararear una canción y mejor que no tuviera un instrumento musical en mis manos.En el Krause me encontré con compañeros de similares gustos por la electrónica. Se dio naturalmente que tres estudiantes formáramos un grupo e investigáramos todo lo posible, fabricando muchos elementos y pasando muchas horas con nuestra pasión. Aun hoy, 52 años más tarde, estamos en contacto y tenemos una linda amistad.Tommy, uno de los 3 amigos, tenía una casita prefabricada en la azotea de la casa de sus padres: “El taller”. Armamos amplificadores, radios, un telescopio, sacábamos fotografías y de vez en cuando organizábamos la fiesta para nuestros amigos. Después de la colimba, a buscar trabajo, era a fines del 1958. Tres eran los fabricantes de audio: Ken Braun, Audinac, que recién empezaba, y Holimar, que ya tenía 10 años lidiando con el sonido. Busqué en estas 2 últimas empresas trabajo como técnico, la paga ofrecida era igual en ambos casos, pero 2 factores inclinaron la balanza para Holimar: los 10 años de experiencia y una solución tecnológica para disminuir el microfonismo de las válvulas, en esta empresa gastaban mucho más dinero y ponían unas lámparas alemanas que no eran microfónicas.

R d A: ¿Cómo empezó Holimar?

A.K.: Eran tres amigos: Margulis, Lisa y Hojember que combinaron conocimientos y habilidades y se instalaron en un pequeño taller en Gaona 3140. Comenzaron fabricando combinados de lujo para la casa Hidalgo Sola, también grabando discos de acetato en 78rpm y, muy lentamente, diseñando un equipo de alta fidelidad de los que se fabricaban tan solo 2 por año. No sé el nombre del primer comprador pero sí que era músico chelista y que, después de fallecido, sus familiares regalaron el equipo. Ya en mayo del 56 nos trasladamos a Belgrano 2482, formalizando la sociedad como Holimar SRL.

R d A: ¿Cómo fueron tus primeros años allí?

A.K.: En los primeros años de trabajo, armaba equipos y me enseñaron prolijidad; reparaba equipos y aprendí a deducir las causas que producían defectos. Esa posibilidad de usar mi mente para ver un conjunto de elementos y, por simple razonamiento llegar al nudo del problema, me ayudó mucho a resolver dificultades técnicas y de la vida en general. En Holimar tenía grandes maestros en diferentes áreas de los cuales aprendí muchísimo, por ejemplo Lisa desarmaba una lente de una máquina fotográfica (Contarex), le sacaba un tornillo que había quedado suelto desde la fábrica y la volvía a armar sin dudar y funcionaba. La parte técnica del audio la fui aprendiendo por mi cuenta, con ayuda de mis compañeros y jefes.

R d A: ¿Y la música?

A.K.: Mientras trabajaba, formaba parte de un grupo de amigos para los que la literatura, la pintura y fundamentalmente la música eran su actividad preferida. Largas noches y parte del día haciendo cola para poder conseguir algunas entradas en el paraíso, amigos que tocaban un instrumento y otros que cantaban formaban mi entorno y me nutrían de valores éticos-morales permitiéndome diferenciar lo bueno de lo excelso.

R d A: ¿Cuáles dirías que fueron las innovaciones técnicas en audio?

A.K.: En el año 1966 nace nuestro primer equipo transistorizado y por una de esas casualidades fuimos los únicos fabricantes que usábamos un transistor de silicio que recién se había puesto a la venta, anteriormente sólo se utilizaba para uso militar. Desde aquí en adelante nacen dos fuertes corrientes: Válvulas Vs. Transistores y dos evaluaciones que parten de diferentes premisas: tecnológicas Vs. auditivas.
En esos años las tecnológicas llevaban las de ganar, los equipos medían muy bien, funcionaban bien,
Unos 10 años más tarde una empresa norteamericana sacó un equipo transistorizado con muy alta deformación, poca potencia, altísimo precio. Gracias a un amigo lo pude escuchar y note las grandes ventajas que poseía en relación a nuestro equipo y muchos otros. Esto cambió mi manera de pensar y, en vez de creer en las bondades de un equipo por sus mediciones, me pasé al grupo que confiaba en sus oídos y si lo que escuchaba le gustaba más, era mejor. Hoy utilizo ambos parámetros, pero confiando más en lo que escucho que en lo que se mide.
La industria del audio no tan era importante como la de armamentos o medicinal y los equipos de medición cumplían con muchos parámetros pero tomaban, o mejor dicho aún toman,  los parámetros estáticos de un equipo. Pero la música no tiene casi nada estático, es dinamismo puro. Es lo mismo que sucede al balancear una cubierta estáticamente en donde se le agrega peso para que quede balanceada, cuando se la usa se percibe que en algunas velocidades comienza vibrar y el auto se sacude todo. Motivo falta de balanceo dinámico Quizás no es la más feliz de las comparaciones pero espero que sirva para aclarar la idea.

R d A : ¿Por qué motivo un equipo es mejor que otro?

A.K.: Para nosotros como fabricantes, el equipo más perfecto es aquel en el que cuesta trabajo distinguir si lo que  se está escuchamos es un equipo reproduciendo música o un grupo tocando en vivo.
Vienen a mi mente muchas pruebas que realizamos para ver, mejor dicho escuchar, comportamiento de equipos y parlantes. Inflábamos globos a un tamaño determinado, los pinchábamos y grabábamos el sonido producido al aire libre en un grabador de cinta.
Reproducíamos el sonido en la sala y también reventábamos otro globo igualmente inflado, los sonidos del globo grabado y el globo en la sala nos indicaban diferencias o no del equipo en la respuesta a transitorios y en la reproducción de los bajos. Para los agudos y sus armónicas usábamos en vez del globo un disco metálico que, al ser golpeado con un martillo de madera, nos daba el resultado en el extremo alto de la señal. Un elemento muy importante a tener en cuenta es que el volumen de grabación y de reproducción deben ser idénticos.
Otra experiencia muy rápida y completa fue la de grabar en cinta, música de un disco al aire libre lejos de rebotes y luego en la misma sala pasar la grabación y el disco comparando sonidos. Esto mismo lo probamos con un piano y un Señor Pianista. Escuchábamos el piano en vivo y la grabación con los parlantes pegados al piano. Creo que esta prueba fue realizada en el Teatro Alvear y en un momento que salí, al volver a entrar, no supe qué estaba funcionando si el equipo o el piano. Esto me puso muy contento.Con todas estas pruebas y muchas otras nace la vivencia que un sistema electrónico puede sonar muy parecido a la realidad si el sistema está bien construido. De aquí la idea de equipos que se comporten como instrumentos, que no agreguen ni quiten nada en la reproducción. Que sean como perfectos espejos.
Alguno de los amigos de la exactitud pueden sentir que están siendo engañados ya que ni los discos, ni las cintas, y mucho menos los cassettes, tienen la dinámica que puede tener una sinfónica. ¿Qué es Dinámica? Matices, musicalmente hablando la posibilidad de tocar tan despacio que cuesta trabajo escucharlos (pianissimo) a tan fuerte que llega al umbral del dolor (Muy fuerte fffff). Solamente al desarrollarse el CD se llega a igualar la dinámica de una sinfónica.Siguiendo con las pruebas y sabiendo el tema de la falta de dinámica, se grababan, para realizar los experimentos, algunos pasajes musicales de un volumen mezzo forte.

R d A: ¿Cuál fue la actitud de artistas dedicados a la música frente a esta propuesta?

A.K: Nuestra búsqueda de obtener sonidos parecidos a la realidad llego a los oídos de la concertista de guitarra Irma Costanzo quién se animó en confiarnos el desarrollo de un equipo portátil de sonido para que su instrumento, junto a una orquesta, no quedara relegado a un segundo plano. Muy pronto el maestro Narciso Yépez se sumaría a la aventura del desarrollo.
Nueve años tardamos, cinco fueron los prototipos y seis los integrantes de Holimar trabajamos en ellos. Juntos nos divertimos muchísimo, aprendimos, medimos, escuchamos y, finalmente, llegamos al final con gran éxito y alguna polémica por amplificar una guitarra. Cuando Irma estrenó el equipo en el Teatro San Martín, bajó un luthier y le preguntó: “¿Quién te fabricó una guitarra con tanto volumen?,  para nosotros fue el mejor halago que podíamos recibir.
Muchos maestros argentinos e internacionales nos permitieron aprender a escuchar el instrumento y su sonido amplificado

R d A: ¿A qué artistas argentinos brindaron asesoramiento?

A.K: La Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Polifónico Nacional, el Coro Nacional de Niños, la Banda Sinfónica Municipal, el Coro Nacional de Acassuso, el Coro de Niños de la Universidad Nacional de Cuyo, Los Chalchaleros, Eduardo Falú, Jaime Torres, Mercedes Sosa, Quelo Palacios, Domingo Cura, Florindo Sassone, Horacio Salgán, Roberto Goyeneche, Sexteto Tango, Astor Piazzolla, Edmundo Rivero, Aníbal Troilo, Antigua Jazz Band, Osvaldo Piro, Susana Rinaldi, Les Luthiers, María Elena Walsh, Zuma Paz, Graciela Susana, Irma Costanzo, Amanda Guerreño, Alicia Terzián, Buenos Aires 8, Marián Farías Gómez, Roberto Yanés, Dina Rot, Mariquena Monti, Cuchi Leguizamón, Los Arroyeños, Zamba Quipildor, Ariel Ramírez, Alberto Cortéz, Nati Mistral, Lalo Schiffrin, Jorge Luis Borges, Atilio Stampone, Leopoldo Federico, Enrique Mario Francini, Julia Elena Dávalos.

R d A: ¿Y a qué músicos internacionales te referías?

A.K: Ella Fitzgerald, Duke Ellington, Lionel Hampton, Don Costa, Swingle Singers, Dizzy Gillespie, Sarah Vaughan, Carmen Mc Rae, Stan Getz, Gerry Mulligan, PiccoloTeatro di Milano, Cannonball Adderley Quintet, Collegium Vocale Köln, Modern Jazz Quartet, Los Angeles Jubilee Singers, Ravi Shankar, Preservation Hall Jazz Band, Frankie Kein, Quinteto Manfred School, Johnny Mandel y muchos otros…

R d A: ¡Qué experiencia fenomenal!        

A.K: De cada trabajo aprendimos mucho y sobre todo conocimos cuál es el sonido de cada instrumento y al diseñar equipos intentamos aplicar todo esto para que el amante de la audio pueda disfrutarlo teniendo a sus músicos favoritos en su casa.

R d A: ¿La artesanía tiene sentido? Lo artesanal en la búsqueda del sonido,  ¿supera la fría estandarización tecnológica?

A.K: Es una pregunta muy común con una respuesta no muy fácil. La primera comparación que se me ocurre es un sastre que nos fabrica una prenda preparada para que disimule algún defecto de nuestro cuerpo o realce algo que nos interesa.
En los equipos, la artesanía logra acercar a la perfección los dos canales para conseguir un sonido con mucha coherencia, de modo que si un cantante está sin moverse en el escenario, en nuestro ambiente también esté individualizado en un punto y no cambie de ubicación cuando modifique el registro. Más maravilloso aún es que los parlantes “desaparecen” y los sonidos tienen profundidad, altura y un ancho que muchas veces es mayor que la separación entre los parlantes.
También la artesanía tiene la ventaja de poder elegir materiales con altísima perfección y un continuo apareamiento en cada etapa del equipo, pudiendo usar circuitos o configuraciones de elementos más perfectas que lo fabricado en serie.
Este trabajo a medida, también nos brinda la posibilidad de instalar el sistema para obtener toda la calidad posible, tanto en una sala tratada acústicamente como en el ambiente normal de una casa.

R d A: Alex, tu entusiasmo fue  contagioso y te trascendió. ¿Quiénes son tus colaboradores inmediatos?

A.K: Todo lo relatado fue realizado con varios grupos que pusieron ganas, oído, apoyo y críticas en estos 50 años de trabajo. 
Hoy cuento con la ayuda de mi hijo Nicolás; el Ingeniero Leandro Sudera; el estudiante de ingeniería Jorge Purrinos -que habla poco pero es preferible escucharlo-; la asistente de marketing Cynthia Pellegrino; dos técnicos que son, además, músicos; apoyados por un equipo de diseño industrial, y prontito podremos mostrar lo conseguido.
Me estoy olvidando de algo muy importante: mucha gente con conocimientos electrónicos y musicales que nos ayuda colaborando por el placer de hacer.

R d A: ¿Cuál es tu balance personal en dos palabras?

A.K: Hoy tengo 70 años, una mujer que me acompaña hace casi 50 años, dos hijos y dos nietos, una empresa que está cumpliendo 60 años y los festeja con el lanzamiento de toda una nueva gama de equipos.


Como conclusión podría decir que aún hoy sigo aprendiendo el arte de reproducir música y poder disfrutarla.

 

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Revista de Artes Nº 14 - Mayo / Junio 2009
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