Revista de ArteS
Buenos Aires- Argentina
N° 24
Enero/Febrero

2011

 

 

 

 

 

 

 

Metallic-Art

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INDICE TEMATICO GRAL.

 

 

 

Xul Solar (Argentina, 1887 - 1963)

la obra de un visionario

 

Pintor argentino. Hijo de madre italiana y padre alemán, Óscar Agustín Alejandro Schulz Solari adoptó el nombre de Xul Solar para firmar sus trabajos.

Estudió arquitectura en la Facultad de Ingeniería. Al cumplir los veinticinco años viajó a Hong Kong y recorrió algunos países europeos como Inglaterra, Francia e Italia. En Milán conoció a su compatriota, el pintor modernista Emilio Pettoruti, a quien le mostró sus dibujos realizados a partir de 1914. En su viaje a Berlín ya se intuía su contacto con el dadaísmo. También recibió influencia del pintor Paul Klee.

Interesado por la filosofía, las ciencias ocultas y las creencias de las distintas culturas, ya en 1919 sus obras reflejaban esta inquietud espiritual, con la aplicación de colores vivos, formas y símbolos geométricos, figuras sencillas y, a menudo, palabras. Precisamente los signos lingüísticos llamaban poderosamente la atención a este misteriosos personaje. Llegó a dominar diez idiomas e incluso a crear alguno. Al igual que Gras, Xul hizo uso, en sus creaciones, de letras y signos gráficos, e incluso se le atribuye la creación de un lenguaje pictórico denominado “criollismo”.

Pronto sintonizó con un grupo de jóvenes pintores y escritores modernistas, entre los que se encontraban Jorge Luis Borges y Emilio Pettoruti (con el que ya había entablado amistad). El grupo, bautizado con el nombre de "Martín Sierra", inició una línea de oposición al temple conservador de la cultura argentina, cuna de Xul Solar y lugar al que el pintor regresó en 1924, tras numerosos viajes y estancias en Alemania e Italia. Junto a Berni y Spilimbergo, forman parte del surrealismo argentino.

Personaje excéntrico y curioso, Xul Solar poseyó una gran cultura, que exhibía con sencillez y gracia poco común. Asimiló las convenciones estilísticas de la vanguardia europea, pero con un estilo personalísimo que resaltaba por su originalidad y mezcla de estilos. En la década de 1930 a 1940, Xul creó paisajes y diseños arquitectónicos fantásticos que dan fe de sus estudios sobre misticismo, teosofía y astrología.

Expuso individualmente en la Asociación de Amigos del Arte. En el año de su fallecimiento (1963), se organizó una exposición retrospectiva de su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Sus obras fueron incluidas en numerosas exposiciones colectivas internacionales. En 1989, sus creaciones se exhibieron en la Galería Hayward de Londres.

Así caracteriza Jorge Glusberg la obra de Xul Solar: "Fue Horacio, a fines del siglo I a.C., quien declaró a la pintura el equivalente de la poesía (ut pictura poesis), noción tan rebatida como aceptada, hasta hoy. Sin embargo, en Xul Solar hay un poeta que pinta y un pintor que poetiza, frente a los arcanos del tiempo y el espacio, el hombre y el universo, el alma y el cuerpo, con el afán de develarlos.
Ocho momentos se distinguen en su obra. El primero de ellos, que dura hasta 1917, es todavía figurativo, con reminiscencias del art noveau, según se aprecia en Angeles, Anunciación y San Francisco, ejecutados entre 1915 y 1917.


Entierro


A partir de Sol herido (1918), abandona esa especial manera figurativa e inicia sus investigaciones en formas geométricas y humanoides: Troncos (1919),


Otros troncos - 1919

Los cuatro (1921); Barco de Isis y Añoro Patria (ambas de 1922). Los seres y objetos, tratados esquemáticamente, se acompañan de escaleras, flechas, números, letras, palabras, con algunos toques poscubistas (Angel del Karma, Homme das serpent, Jefe de sierpes y Pareja, 1923; Cintas, Séxtuple y Una Pareja, 1924).


Angel del Karma, 1923

En este momento, que se extiende hasta 1924, hay incursiones por el regionalismo latinoamericano, pre y poscolombino, como en Nana Watzin (1923); en León y en Casa Colonial (ambas de 1924). El espacio, en las acuarelas de Xul Solar, es mental o imaginario, y lo seguirá siendo a través de sus varias etapas. Pero en ciertas oportunidades, como en Escena (1924), las imágenes, que conservan una orientación figurativa, nos hablan de un mundo de apariencia real (columnas, techumbres, farolas, selvas, un diminuto personaje femenino con vestido largo y capa), pero construido y diseñado por el artista. La búsqueda de gamas sutiles, el asombroso juego de los colores, las refinadas transparencias, la soltura de la composición, se unen para otorgar al conjunto de cada cuadro una riqueza plástica excepcional.


Tlaloc

El tercer período, 1925-30, se caracteriza por el movimiento de los seres y las cosas y la profusión de símbolos: estrellas de David, cruces gamadas budistas, cruces cristianas, banderas, semicírculos, triángulos, cintas, peces, lunas. Se mantiene el esquematismo para las figuras humanas (las cabezas son círculos vacíos, los cuerpos son rectángulos, las extremidades son rectas) y para ciertos episodios naturales. De esta época datan: Ronda y Pupo en el aire (1925); San Danza (1926); Otro dragón (1927) y Manifiesto (1929).


San Danza

La cuarta etapa, 1931-40, ofrece anticipos de las siguientes (País, 1931; País duro en noche clara, 1933), y estribaciones de la anterior (Bosque y Yogui, 1931; la estupenda serie Mestizos de avión y Gente, 1935, con sus hombres-máquinas voladores; y Grafía antigua, 1939).


Bosque y yogui, 1939

En el quinto período, 1941-1946, Xul Solar renuncia al color y trabaja en blanco y negro. Las formas, liberadas de todo efecto visual, se definen más y más por su arquitectura: son paisajes, urbanos y campestres, en los cuales el ser humano aparece como tal y también encarnado en ciertos accidentes orográficos: Cavernas de troncos (1944), Casi plantas, Rocas ya vivas, y Ciudá y abismos (todas de 1946).


Ciudá y abismos, 1946

En la sexta etapa, 1947-50, que en verdad prolonga y afianza la quinta, reincorpora el color. Las obras de entonces, tal vez las más difundidas, son estampas de una geografía inédita: raras montañas ondulantes, terminadas en picos puntiagudos, y en las que se reiteran edificios y caminos; los edificios suponen fortificaciones o templos, y por los caminos ascienden hombres comunes, quizás guerreros o sacerdotes (País lejano y Montes diáfanos con villa, 1948; Kince kioscos, Sierras, Ruinas limpias, Torres en guardia y Montes de nueve torres, 1949, son las más representativas de este ciclo).


Montes de nueve torres, 1949

La séptima fase, 1951-58, está dedicada a los retratos y los proyectos arquitectónicos para el Tigre;


Proyecto Fachada Delta, 1954

y la octava y última, 1959-62, la de sus escrituras pictóricas. En estas acuarelas, los signos y las formas constituyen un alfabeto; en cada obra, compone palabras o frases, para que sean leídas en conocimiento de la clave semántica. Sin embargo, esta clave resulta accesoria frente a las cualidades artísticas: fantasía, originalidad de las imágenes y dominio asombroso del color."


Texto Civico- 1960

 

Hombre versado en todas las disciplinas, curioso de todos los arcanos, padre de escrituras, de lenguajes, de utopías, de mitologías, huésped de infiernos y cielos, autor panajedrecista y astrólogo, perfecto en la indulgente ironía y la generosa amistad [...]. Sus pinturas son documentos del mundo ultraterreno, del mundo metafísico en que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña.
Jorge Luis Borges, 1949

Soy campeón del mundo de un juego que nadie conoce todavía: el panajedrez; soy maestro de una escritura que nadie lee todavía; soy creador de una técnica, de una grafía musical que permitiría que el estudio del piano, por ejemplo, sea posible en la tercera parte del tiempo que hoy lleva estudiarlo. Soy director de un teatro que todavía no funciona. Soy el creador de un idioma universal: la panlengua, sobre las bases numéricas y astrológicas, que contribuirá a que los pueblos se conozcan mejor. Soy creador de doce técnicas pictóricas, algunas de índole surrealista y otras que llevan al lienzo el mundo sensorio, emocional, que produce en el escucha una audición musical. Soy creador de una lengua para la América latina: el neo-criollo con palabras, sílabas, raíces de las dos lenguas dominantes: el castellano y el portugués.
Xul Solar, 1951

El Panjuego, etimológicamente significa el juego total, o el juego por esencia y excelencia. Muchas veces, al oír las explicaciones que nos daba Xul en su tentativa de enseñarnos las reglas de aquel juego increíble, me preguntaba yo qué metafísica razón lo había lanzado a su empresa lúdica. Y tuve una respuesta cuando, en el Manava Dharma Sastra leí lo siguiente: “Los períodos de los Manu son innumerables, así como las creaciones y destrucciones del mundo; y el Ser Supremo las renueva como jugando”. Como jugando: vale decir que la Creación Divina es un juego, y que Xul, al crear el suyo, habría imitado al artífice divino, como buen demiurgo que fue. Pero esta primera conclusión mía reclamaba otra: en ese juego de la existencia universal entramos todos como piezas en movimiento, y somos alfiles, peones, caballos o reyes. Cada pieza responde a su destino inalienable, como también lo dice el Manava Dharma Sastra: “El Ser Supremo asignó desde el principio, a cada criatura en particular, un nombre, actos, y una manera de vivir”. Y concluye más adelante: “Cuando el soberano maestro ha destinado a tal o cual ser animado a una ocupación cualquiera, este ser la desempeña por sí mismo todas las veces que vuelve al mundo”. El Panjuego de Xul propone a todos, y amorosamente, su imagen o simulacro de la vida; y cada uno puede jugarlo, como en la vida, según sus propias y determinadas posibilidades: frente al tablero, el astrólogo moverá sus planetas, el matemático sus guarismos, el alquimista sus elementos y el jugador común la tabla cambiante de sus acciones y reacciones. Recuerdo que una vez, refiriéndose a su invención, Xul Solar me dijo: ”Este juego tiene la ventaja de que ninguno pierde y todos ganan al fin”. Y meditando en esa felicidad y esa facilidad que otorgó él a sus jugadores, me digo ahora y le digo al numen venerable de Xul: ”Si tu Panjuego estuviera, como sospecho, en analogía con el jugar divino ¡qué bueno sería comprobar al fin que todos hemos ganado y ninguno perdido en este ajedrez existencial a que fuimos lanzados por el Celeste Jugador!”.-
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Leopoldo Marechal: “Sobre el Panjuego de Xul Solar”

La casa de Xul Solar, ubicada en Laprida 1212, en el Barrio Norte de Buenos Aires, es desde 1993 el museo donde se exhibe parte de su obra y contiene documentos, cartas y artefactos construidos por el artista. La Fundación Pan Klub-Museo Xul Solar, creada en 1986 por su esposa Lita , Micaela Cadenas, y por Natalio J. Povarché, marchand de sus obras, ha continuado los planes originales que Xul proyectó a fines de los años 30.

 

DIOSES -Y -CÓDICES -PREHISPÁNICOS -EN- LA- OBRA- DE- XUL -SOLAR: ----LEER

 

Fuentes:
www.xulsolar.org.ar
www.biografiasyvidas.com
1999.arqa.com
www.youtube.com


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