INDICE
SIGUIENTE
Conversaciones con artistas
por Ernesto Schliegel

En este número: Carlos Marini

Villa Devoto es un lugar donde los ruidos de la ciudad se suavizan.
Allí hay un atelier donde el visitante debe estar precavido e ingresar dispuesto al asombro.
Las leyes que gravitan ese espacio no son las del mundo circundante.
Allí, las cosas cotidianas encuentran un destino que traiciona sus esencias convirtiéndose en extraordinarias. Cuadros y objetos nos anclan en el desconcierto y el humor.
Revista de Artes intenta un reportaje y una pequeña muestra de las obras de Carlos Marini, que inaugurará el próximo 22 de agosto en Honduras 4642, en Palermo Viejo.
Rodeado de centauros y guerreros, pájaros zancudos, fiscalizado por legionarios de un solo ojo, banderolas de papel, peces sobrevolando los cielo rasos este cronista aguarda un café y se atreve a la primera pregunta equivocada : ¿Sos autodidacta?
"No, no soy un huérfano plástico. Miguel Victorica fue maestro de Marcos Tiglio y éste lo fue de mi maestro, Jorge Rivara, ergo tengo abolengo. Cursé la Pueyrredón y la Escuela Nacional de Cerámica. Pero fue Rivara el que me enseñó el abecé de la pintura, el que me dio el oficio."
- Ese trabajo de estampas, ¿es tuyo?, parece japonés...
- Absolutamente mío, absolutamente gestual. No se parece a otras series porque él solo es una serie. Son 20 estampas realizadas en tinta sobre papel y expuestas en un solo cuadro.
- No parece seguir el orden a veces matemático de otras obras...
- Justamente porque es una reacción a la forma de elaborar. Cuando me siento acartonado busco encontrar una técnica o algo que me saque de ese estado. En este caso lo que hice es desparramar por el piso de atelier un centenar de papeles, y con un pincel empapado en tinta china, los manché automáticamente, llevando ritmos como si dirigiera con una batuta. En realidad imprimí los movimientos de mi brazo. El acto creativo vino luego, cuando entre las muchas manchas seleccioné buscando los ritmos más armoniosos. En esa selección fue cuando intervino la mirada creativa. La mirada tiene un papel predominante para la creación. Cualquier artista debe ser un buen observador y un memorioso. La memoria es la musa de la poesía.
- Eso decían los griegos... Y ¿cuál es el método en las otras obras?
- Observaciones, encuentros y asociaciones que a veces operan de manera inconsciente. En general primero se da la observación, el encuentro, por ejemplo, con los tonos que adquieren en otoño los fresnos, quedan en la memoria. En otra ocasión estás cruzando el puente peatonal de la estación de La Lucila y encontrás que uno de los peldaños tiene un fantástico dibujo que se parece a las composiciones de Klee y que un operario hizo con la soldadura para que la gente no resbale. Ahí quedó plasmado por azar y por azar lo descubriste y quedó grabado en tu memoria. A veces te sobrevuelan las imágenes y otras caen en un aparente olvido. En realidad quedan reservadas para saltar en el momento adecuado que es cuando estás en tu atelier y, en medio de la confusión, aparecen ellas y se transforman en un cuadro. Y este cuadro, mientras lo resolvías a saltos entre lo que es consciente y lo que está subyacente, te presenta varias resoluciones. Y hacés otra composición tratando de encontrar otras respuestas. De pronto, tenés una serie. El desarrollo de un pensamiento visual...
Es un juego constante de asociaciones, de datos que tu observación seleccionó.